
Se trata de un edificio recientemente inaugurado en la
ciudad de Hamburgo, en el norte del país, que cuenta con fachadas "biorreactivas",
compuestas por paneles de vidrio repletos de microalgas (no mayores que una
bacteria), que se cultivan a base de luz, agua, nutrientes y dióxido de
carbono.
Los 129 paneles de 2,5 x 0,7 metros cada uno pueden moverse
para posicionarse frente al sol, permitir que las algas se desarrollen y que
éstas a su vez aporten a la estructura combustible, calor y aislamiento del
ruido exterior.
Los paneles contienen un líquido; allí viven las microalgas.
Funciona gracias a un centro de gestión de energía donde se recolectan las
algas y el calor solar en un ciclo cerrado que almacena este calor y lo utiliza
para generar agua caliente.
Fuente: La Nación
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